MI HISTORIA

Soy colombicultor desde 1993 en la Sociedad de Colombicultura Setabense de Xàtiva, despues en la Sociedad Genovense de Genovés y actualmente pertenezco a la Sociedad de Colombicultura La Buenavista de Lloc Nou d’en Fenollet.

Con muy buenos y grandes amigos en este mundo de la Colombicultura y con una gran afición y esfuerzo por y para la Colombicultura.

Deseando con todas mis fuerzas estar y disfrutar muchas tardes de suelta y actividades con todos mis grandes amigos de este maravilloso, a la vez que antiguo, deporte de la Colombicultura.

Desde los 8 años tenía palomos cerriles en la caseta de campo. Un día cuando yo tenía sobre 15 años vino a mi caseta un gran amigo mío y al ver los palomos me preguntó si yo era colombaire.

Yo le dije que no sabía lo que era eso de colombaire y me dijo que él, junto con su tío eran colombaires.

Me explicó por encima lo que era la colombicultura y en qué consistía. Yo extrañado a la vez que emocionado (por mi gran afición al palomo) le comenté que si eso lo podía ver y mi amigo Juan me invitó a su pueblo (Vallada) a ver y disfrutar de un día de suelta.

Esperé a que llegase el sábado ansioso y nervioso por ver cómo un grupo de palomos iban detrás de la paloma, continuamente y desesperadamente.

Desde entonces conocí la colombicultura, me emocioné, disfruté, aluciné….

Mi amigo Juan me regaló una pareja para criar. Obviamente me deshice de los cerriles que tenía en la caseta y aposté por el palomo deportivo.

Desde entonces recuerdo siempre ese día como si fuese ayer y me alegro de que mi amigo Juan me enseñase el maravilloso mundo de la colombicultura.

Mi padre al ver mi gran afición por la colombicultura me construyó una Torre Valenciana de seis metros de altura por cuatro de base.

En ella enseño a los pichones a conocer bien paloma y a picarlos con otros ejemplares (sobre 20 ó 30). Después siguen en otros picaderos para perfeccionar su ida en suelta con más ejemplares para posteriormente entrar a competir en el pueblo.

En la temporada 2005-06, un sábado 18 de Marzo hacemos la suelta. Buena paloma, entonces buena suelta.

Al finalizar cogimos los palomos y los llevamos a casa. Un sábado más…

El martes siguiente me llama mi amigo Miguel y me da la noticia inesperada «Jose nos han entrado al huerto y nos han robado los palomos….» Me cayó el mundo encima, todo el trabajo de tres o cuatro temporadas se fue al traste por culpa de unos chorizos.

No me podía imaginar que hubiese gente capaz de hacer semejante cosa. Tras unos días de rabia, pesimismo y sobre todo impotencia, no sabía que hacer…

A la semana siguiente me decidí. Reformaría el criadero y adquiriría palomos para volver a empezar.

Gracias a grandes amigos que tengo en el mundo de la colombicultura, a mi esfuerzo y a mi gran afición me levanté para seguir “dando guerra” a mis amigos colombaires. 

Todo el mundo seguidor de este deporte sabe que es una afición con muchas complicaciones, el palomo una vez sale a volar tiene muchísimos enemigos, desde un cable de luz, un halcón hambriento, una torre de alta tensión, un zorro,….. hasta un simple palomo mensajero que anda perdido.

Al igual que es una afición muy costosa económicamente en muchos casos. De todos modos, la gente que ama el palomo deportivo, ante las adversidades siempre mira hacia adelante. 

Gracias de todo corazón a toda la gente que me ha ayudado en el difícil mundo de la colombicultura, en especial a mi mujer por animarme en los momentos más difíciles y estar siempre a mi lado, a mi padre por su ayuda prestada en la fabricación del picadero, al igual que a mis hermanos y cuñados por su ayuda en la reforma del criadero, y como no a mis amigos colombaires por su ayuda prestada cuando más falta me hacía. 

Espero y deseo estar y disfrutar muchos años más de la colombicultura y de mis amigos los colombaires.